Medicina del Hábitat
La Medicina del Hábitat estudia los factores telúricos, es decir, circunstancias del subsuelo terrestre, que inciden en el estado de salud de las personas, hasta el punto que, por si mismas, pueden ser la causa directa de patologías, desde leves hasta graves, incluso tumores.
¿Que factores telúricos perjudican nuestra salud? Siempre que una persona se halle durante un tiempo prolongado como pueden ser las 8 horas que aproximadamente descansamos encima de la vertical de una vena de agua subterranea, o de una falla geológica, de una vena de metal de ciertas oquedades en el terreno del subsuelo, se va a ser afectada en un grado mayor o menor su salud. Es bien cierto que esta agresión está en función del grado de exposición en tiempo, y también en función del sistema inmunitario de la persona. Así, en un niño con su sistema defensivo o inmunitario de mejor calidad que un adulto o anciano con dolencias crónicas, va a resistir más tiempo su cuerpo, aunque siempre va a terminar afectado de alguna manera. También influye el hallarnos en la vertical de dos o más factores telúricos negativos simultáneamente. Es decir, si una persona duerme en la vertical de una vena de agua y, además, existe una falla geológica subterránea, va a verse afectada antes en el tiempo, y dependiendo también de su sistema inmunitario. Personas que se nutren de manera contraria a las leyes de la naturaleza o que sufren de estrés o consumen substancias tóxicas (drogas, alcohol) se van a ver afectadas antes que las personas que se alimentan de manera ecológica y fisiológica, más acorde a la Ley Natural.
El tiempo que pasamos en la cama, al ser amplio, es el que más tenemos que cuidar para no situarnos en una zona telúrica negativa; por eso los radiestesistas y especialistas en medicina del habitat efectuan uno de sus principales trabajos en la medición de la ubicación de las camas, diagnosticando si se hallan en zona enferma y cambiando la ubicación de ellas como terapia para neutralizar la afectación sobre las personas. Asimismo puede ser importante insistir en la buena orientación de la cama.
Los médicos suelen hablar de los microbios como causa de las enfermedades. Pero los médicos que practicamos una medicina con visión holística o integral de la vida hablamos de otros factores. Algunos como la alimentación o el estrés si que son conocidos pero los factores telúricos son muy poco conocidos incluso a nivel de la clase médica y, por tanto, podemos decir que existen enfermedades cuyas causas residen en el subsuelo pero quedan sin diagnosticar y sin tratar adecuadamente. Por ejemplo, una migraña crónica en un paciente que tiene su cama en la vertical de una zona telúrica negativa puede tratarse con fármacos químicos o substancias naturales pero sólo será un parche hasta que no cambiemos el lugar donde se asienta la cama del paciente; a veces solo es cuestión de desplazar la cama ligeramente.
Las personas especializadas en diagnosticar estas perturbaciones telúricas se llamaban zahorís o geomantes ya en la antigüedad, a las cuales se las podía ver portando un péndulo o unas varillas de los que se ayudaban para ayudar perfectamente dichas zonas negativas para la salud de las personas. De hecho aún hoy las empresas encargadas de efectuar pozos de barrena trabajan con zahorís que primero realizan un estudio del terreno con un péndulo para saber donde hallar las venas de agua subterránea y así realizar el pozo. Sólo que ellas lo hacen con la finalidad de buscar agua para su uso doméstico y en medicina del hábitat los terapéutas buscan averiguar los factores telúricos involucrados en la enfermedad; evitan que las personas no pasen mucho tiempo (por ejemplo: a la hora de dormir o trabajar) encima de la vertical de una vena de agua subterránea u otro factor negativo telúrico. Actualmente se llaman radiestesistas-geobiólogos o especialistas en medicina del hábitat los terapeutas que desarrollan esta labor ,que antigüamente correspondia al zahorí o geomante, mediante varillas, péndulos o dispositivos electrónicos.
La ciencia oficial aun no le ha dado la importancia debida a esta otra ciencia; la ciencia oficial sabe muy poco comparado a aquello que desconoce; el mundo está amenazado por una crisis de cuya importancia no son conscientes quienes tienen el poder de decidir; si la humanidad quiere sobrevivir necesita un nuevo modo de pensamiento; la radiestesia mide la energía y no hay que olvidarse que la vida es energía y esta supeditada a leyes naturales eternas que no pueden ser confirmadas en la ortodoxia de los textos oficiales científicos.
La radiestesia es el arte de utilizar péndulos o varillas haciendo intervenir a la actividad inconsciente como ayuda para descubrir lo que está oculto a las facultades normales conscientes del humano, pero cuya existencia es real. Toda persona capaz de concentrar su pensamiento puede practicar la radiestesia después de un cierto entrenamiento.
Las varillas y el péndulo son los instrumentos por excelencia del radiestesista cuyo quehacer es adivinatorio, pero se debe entender su trabajo como una disciplina que potencia las facultades instintivas del ser, lo que se ha dado en llamar el sexto sentido.
Su campo de aplicación es tan vasto como sorprendente: desde prospecciones agrícolas y geológicas hasta el diagnóstico y terapéutica de enfermedades, desde la arqueología a afinidades sentimentales; todo ello dependiendo de las capacidades del terapeuta.
Desgraciadamente hoy día aun existe una incómoda situación para la radiestesia, invadida en el momento actual por proliferación anárquica de teorías y métodos que hacen el juego a sus detractores.
El arte del zahorí o geomante existe desde los tiempos más remotos; los chinos lo practicaban unos 2.000 años antes de nuestra era y llegaron a ser grandes expertos en las investigaciones concercientes al subsuelo: fuentes, yacimientos minerales, … Utilizaban una varilla ahorquillada. Los textos sagrados y la biblia contienen alusiones a la varita; así en el siglo IX a.de C. el profeta Oseas se muestra escandalizado por «ciertos métodos de adivinación» empleados por el pueblo de Israel: «mi pueblo pregunta a sus leños y su palo le hace revelaciones». En Egipto las excavaciones efectuadas en las tumbas del valle de los reyes han permitido descubrir varillas y péndulos. Parece ser que Moisés fue un geomante al hacer uso de una varilla de madera para buscar agua en el desierto. Roma fué fundada basandose en la determinación radiestésica efectuada por un zahorí etrusco, el cual, situandose en lo alto de una colina y empuñando una varilla determinó la zona donde las influencias eran más favorables para la implantación de la ciudad.
El principal y básico trabajo práctico de un radiestesista hoy día es, por una parte, analizar los lugares donde más tiempo pasa un paciente o persona que demanda esta labor; e informar de una buena orientación de la cama, pero hoy día también es imprescindible neutralizar, en la medida de lo posible, los campos electromagnéticos que afectan a las personas en sus casas o lugares de trabajo (antenas de telefonía móvil; teléfonos móviles; inalámbricos tipo DECT; líneas de alta tensión cercanas; transformadores; wi-fi…). Esta sería la otra vertiente de la medicina del hábitat innecesaria en el pasado. Cada vez existen más denuncias contra la contaminación electromagnética artificial. Desgraciadamente prima la economía sobre la salud; no disponemos del amparo suficiente por parte de nuestros legisladores, pues estos se han convertido en complices de los poderes fácticos. Afortunadamente existen formas para disminuir el impacto negativo de estas ondas artificiales que cada vez más invaden nuestro hábitat.
La geobiología y la medicina del hábitat deberían formar parte imprescindible de una medicina integral u holística del ser humano, es decir, abarcar todos los aspectos que lo pueden enfermar. Éste padece cada vez más patologías, se halla mas anestesiado a las facultades innatas que permanecen en su interior, mas envenenado con productos químicos, más condicionado por una absurda sociedad occidental que le imprime lo que debe comer, comprar, pensar, donde dormir y qué consumir; un ser humano artificial que desconoce de donde viene ni cual es su función en este planeta, ni a donde va ; un ser humano creado por la Naturaleza Divina de la cual no conoce su existencia ; un ser humano ciego a su ceguera, esperando una muerte sin dignidad.