La verdadera y más sutil medicina natural se halla dentro de nosotros mismos. La fuerza innata natural («Vix Natura Medicatrix», que denominaba Hipócrates) que todos poseemos es la causa que auto-cura el cuerpo, si le damos la oportunidad de hacerlo, y ésta, se la proporcionamos si cuidamos nuestra alimentación cuando nos hallamos enfermos, si realizamos ayunos, si hacemos dietas depurativas, si nos sentamos a meditar ( la palabra «meditación» tiene la misma raíz que la palabra «medicina» ), si oramos, si descansamos el cuerpo lo suficiente.
Como complemento o al mismo tiempo, utilizar las medicinas naturales como la homeopatía, los suplementos de medicina ortomolecular, la acupuntura, la osteopatía, la medicina del habitat, la hidroterapia de colon, … si es que nos lo podemos permitir, y solo en último lugar recurrir a la medicina alópata. Por supuesto, en casos puntuales como accidentes, enfermedades graves como el infarto, enfermedades especiales como la diabetes insulino-dependiente, situaciones de urgencia, la medicina alópata es de primera elección.
Desgraciadamente, con el grado de ignorancia, mala educación, mala información o información intoxicada, muchas personas toman como urgencia lo que es una enfermedad banal : fiebre, gripe, migraña, … pero tratables desde el punto de vista terapéutico naturista.
Se puede afirmar que incluso solo disminuyendo el número de fármacos ingeridos por muchas personas (excepto situaciones especiales) se conseguiría un aumento de la fuerza vital interior, llamada también sistema inmunológico y esto, a su vez, condicionaría una mayor defensa contra las enfermedades.
Debemos volver a una Medicina Natural, volver a los origenes, a la Verdad, pues el camino actual elegido no nos llevará muy lejos.