Al contemplar la cura natural de la enfermedad , además del cuerpo, al que le debemos aplicar medicinas naturales, no nos podemos olvidar de la mente, la psique o el alma del Ser. Esta parte sutil, esencial, espiritual, es quien en última instancia ordena que debe hacer el cuerpo: Comer esto o aquello, comer un nutriente procedente de la agricultura ecológica o un comestible muerto, comer un alimento natural o trasngénico, habitar en un lugar salubre o insalubre para la vida, abrazar o agredir a otro ser humano, … Por tanto nunca iremos a la verdadera raíz de una patología si no profundizamos en nuestra mente, en nuestra alma, donde están están grabadas nuestras imperfecciones que causan nuestros pecados capitales modernos: la gula, la ira, el competir, el consumo superfluo y desnaturalizado, etc.
Para ello debemos pararnos, descansar el cuerpo y curar el alma a traves de la relajación, la meditación y la oración. No llevarnos la raiz de nuestras miserias «post-mortem». Como dijo el sabio Osho: «Lo más importante en la vida es aquello que la muerte no se puede llevar».
El día que tengamos consciencia divina de ello, ese día en cualquiera de nuestras existencias terrenales, será de agrado para el Universo Sagrado, pues anunciará que ya estaremos cerca de nuestro Nirvana o «Iluminación» (como lo definen en Oriente) o de nuestro definitivo hogar celestial en el astral Superior o Cielo como se define en Occidente.
“ No eres una criatura humana en una aventura espiritual,
sino una criatura espiritual en una aventura humana. ”
Theilard De Chardin